Historia de la moda

Evolución de la moda desde la Antigüedad hasta el siglo XVIII, ilustraciones de la enciclopedia sueca Nordisk familjebok (1907)
Tejedor en el telar, de Vincent van Gogh (1884), Museo Kröller-Müller, Otterlo
Pasarela de moda
Portada de la revista Vogue (2000)

La historia de la moda refleja la evolución cronológica de las prendas de vestir, tanto en su vertiente material como estética y sociológica. La moda (del latín modus, «modo» o «medida»)[1]​ es el arte del vestido (también denominado ropa, traje, vestimenta o indumentaria, todos ellos sinónimos), de la confección de prendas sobre la base de parámetros funcionales y estilísticos. Comprende tanto ropa como accesorios (sombreros, guantes, cinturones, calzado, pañuelos, bolsos, carteras), así como diversos objetos como joyas, relojes, abanicos, sombrillas, bastones, gafas o, históricamente, armas; asimismo, suele abarcar campos como la peluquería, la perfumería y la cosmética e, incluso, artes corporales como el tatuaje y el piercing. Según Marnie Fogg, el objetivo de la moda es «adornar el cuerpo humano como expresión de identidad».[1]​ O bien, en palabras de Georgina O'Hara, «la moda es un reflejo cambiante de nuestra forma de ser y de los tiempos en que vivimos».[2]​ Cabe señalar que la historia de la moda no es exactamente la historia del vestido, ya que el concepto de moda lleva aparejado ciertos componentes sociales, culturales y estéticos que no se han dado en todas la épocas y lugares;[3]​ sin embargo, aquí se analizará toda la evolución de las prendas de vestir.

El vestido es una necesidad básica para el ser humano, para protegerse del frío y de las inclemencias del tiempo. Durante su evolución, el ser humano fue perdiendo el pelo, que tuvo que suplir con pieles de otros animales o, más tarde, con lana o productos vegetales como el lino y el algodón. Sin embargo, partiendo de esta primera necesidad, con el tiempo el vestido adquirió un carácter estético, por cuanto reflejaba el gusto y el carácter de su portador, y se fue convirtiendo en un adorno más de la persona, sujeto a los cánones de la moda y del devenir artístico de cada civilización. Asimismo, en el vestido intervienen factores climáticos y geográficos, así como sociales —el vestido como reflejo de una determinada posición social—, morales, religiosos o sexistas —el vestido ha servido a menudo como objeto de diferenciación sexual—.[4]

Como término ambivalente, el vocablo «moda» tiene varios significados: en general, puede hacer referencia a los usos, gustos y costumbres más aceptados por la sociedad en un determinado momento y lugar; en un sentido más restringido, suele englobar al arte e industria de la vestimenta, de la confección de prendas de vestir y sus diversos accesorios y complementos. Según la Real Academia Española —en su segunda acepción—, la moda es el «gusto colectivo y cambiante en lo relativo a prendas de vestir y complementos».[5]​ Derivado de ello, el término «modista» define al creador de prendas de vestir, cuyo proceso de creación parte de un modelo o patronaje que delimita la forma de la prenda para pasar después a su confección mediante diversos procedimientos textiles y con distintos materiales. En este sentido, el oficio de modista suele englobarse dentro de las artes textiles, que a su vez forman parte de las artes aplicadas.[6]​ Por otro lado, el diseño de vestuario puede servir para la elaboración de prendas y su posterior venta al público, o bien como atrezo para diversas artes del espectáculo como el cine, el teatro, la danza o la ópera, donde pueden ser prendas de carácter histórico, coetáneo, exótico, de fantasía u otras tipologías.[7]

Las artes textiles se manifiestan principalmente en tejidos y bordados. Un tejido es una obra de telar compuesta por varios hilos dispuestos en trama y urdimbre. Según la multiplicidad o el entrelazamiento de los hilos se obtienen distintos tipos de tejidos, como el tafetán, sarga, raso, satén, seda, terciopelo, damasco, percal y otros. Estas telas pueden ser naturales o estampadas, al aplicar tintes sobre el tejido. Los bordados son labores en relieve realizadas con aguja sobre tejidos ya confeccionados.[8]​ Los materiales más comunes para la elaboración de telas han sido históricamente la lana y la seda —de origen animal— y el algodón, el lino y el cáñamo —de origen vegetal—; más recientemente aparecieron las fibras sintéticas y artificiales, como la acrílica, el nailon, el rayón y el poliéster.[9]

Un factor de relevancia en la moda es la estética, las diversas apreciaciones de gusto, tanto individual como colectivo, aplicados a los diversos elementos que intervienen en la vestimenta: forma, color, material, ornamentos, etc. La moda tiene un fuerte componente social, por cuanto el ser humano vive en sociedad y se rige por normas y costumbres de aceptación general; pero también tiene un componente individual, por cuanto cada persona adapta su vestuario a su gusto personal y crea con ello su propia imagen, que puede estar más o menos en consonancia con el gusto general, por lo que puede ser una seña de diferenciación individual. La vestimenta produce diversos efectos estéticos, tanto en quien la lleva como en quien la observa: de prestigio (uniformes militares, togas de magistrado, batas de médicos), sensación de cuidado personal, de elegancia —que llevada al exceso puede devenir en dandismo—, de inconformismo —quien se sale de la moda al uso—, etc.[10]

En su aspecto sociológico, la moda es un fenómeno social que aglutina aspectos psicológicos, políticos, económicos y de otra índole, así como de gusto y estilo. Según Georg Simmel (Filosofía de la Moda, 1905), la moda es «una continua emulación de los grupos prestigiosos», por cuanto las clases inferiores buscan emular a las superiores y estas intentan desmarcarse de nuevo para diferenciarse del resto de la sociedad, con la sola excepción de sociedades primitivas y de castas. Por todo ello, la moda es un proceso en continuo cambio, donde tiene un papel esencial la innovación y la originalidad. Como factor selectivo se sitúa el gusto, del que depende la aceptación o el rechazo de nuevas propuestas. De ella se deriva el estilo, entendido como formas de expresión reconocibles en un momento y lugar determinados. Cabe señalar que la moda en indumentaria corre paralela generalmente a otras formas de expresión sociales y culturales, como el arte, la literatura, la música, la peluquería, la decoración, etc.[11]

La difusión de la moda ha corrido por diversas vías a lo largo del tiempo: en tiempos antiguos, las sociedades entraban en contacto a través del comercio, alianzas políticas, conflictos militares, delegaciones diplomáticas y diversos procesos sociales de intercambio cultural; en la Edad Media, el libro manuscrito ilustrado fue el principal medio difusor; en la Edad Moderna, la aparición de la imprenta y el auge del grabado permitieron la difusión de nuevos estilos a través de la imagen. Desde el siglo XVIII, Francia adquirió la hegemonía en moda y personajes como Madame de Pompadour o María Antonieta marcaron las directrices en moda de su tiempo. Entonces aparecieron las primeras publicaciones sobre moda, que llegaban a un público más numeroso. En el siglo XIX aparecieron los primeros almacenes, así como los viajantes de moda, que ofrecían las últimas novedades puerta a puerta. Con la Revolución Industrial, los nuevos procesos técnicos permitieron un auge de la producción y una distribución cada vez mayor a todos los ámbitos sociales. A finales de esa centuria aparecieron los primeros modistas y el concepto de «alta costura», caracterizado por desfiles de temporada para la exhibición de novedades, mediante «modelos» o «maniquíes» que lucen la ropa ante los clientes. Surgió entonces la dicotomía entre los modelos únicos y la fabricación en serie, cada una de ellas orientada a un determinado nivel adquisitivo. En el siglo XX la moda se volvió más simple y funcional, al tiempo que los nuevos adelantos tecnológicos permitieron poner productos de calidad al alcance de más capas de la sociedad. Los nuevos medios de comunicación de masas, como el cine y la televisión, ayudaron cada vez más a la internacionalización de la moda, creando una moda global a nivel mundial.[12]

  1. a b Fogg, 2016, p. 8.
  2. O'Hara, 1989, p. 9.
  3. Figueras, 2012, p. 9.
  4. Fernández Arenas, 1988, p. 194.
  5. «Moda». Consultado el 17 de diciembre de 2020. 
  6. Souriau, 1998, p. 790.
  7. Souriau, 1998, pp. 1060-1062.
  8. Borrás Gualis, Esteban Lorente y Álvaro Zamora, 2010, pp. 365-377.
  9. Bonet Correa et al., 1982, p. 349.
  10. Souriau, 1998, pp. 1060-1061.
  11. Fernández Arenas, 1988, pp. 219-222.
  12. Fernández Arenas, 1988, pp. 224-226.

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